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Andrés Paredes: una plástica que interroga la existencia

Por Ana Martinez Quijano

Diario Ámbito Financiero

Con la estrategia y el esplendor del arte barroco, el artista misionero Andrés Paredes (1979) presenta "Mutatis mutandis. Memento mori" en Ungallery, un nuevo espacio que se suma al circuito de la calle Arroyo. Sin abandonar la representación de la naturaleza, una presencia constante en la obra del artista al igual que la belleza, la exhibición plantea desde el título los grandes interrogantes de la existencia y el tema de la muerte. Para Paredes, el arte es una cosa seria.

La muestra tiene una dimensión mística. En una sala en penumbras, unos brillantes fanales se levantan sobre pedestales. En medio del tenebrismo y bajo las cúpulas de cristal yacen en el barro huesos y calaveras junto a bellísimas mariposas y piedras semipreciosas, ágatas y amatistas que iluminan la escena con su resplandor. El efecto es teatral. Paredes incorpora sus propios símbolos, los elementos que lo acompañan desde su infancia misionera. Así recrea las antiguas vanitas («Vanitas vanitatum omnia vanitas». Vanidad de vanidades, todo es vanidad), pinturas que surgen cuando entra en crisis el poderío renacentista y el hombre toma conciencia del destino inexorable de la muerte.

¿Hasta qué punto la desgarrada sensibilidad del barroco toca la fibra del vanidoso hombre de nuestro tiempo? Mientras los ideales humanistas caían por el peso de sus propias contradicciones, proceso que se tornó visible cuando los descubrimientos de la astronomía revelaron la desmesura del Cosmos y el poder del hombre renacentista comenzó a empequeñecerse. Las cúpulas protegen y aíslan las obras pero generan cierta distancia; la composición cerrada en esas urnas transparentes potencia la idea misma de la muerte. Con el máximo esplendor, Paredes trae al presente el mensaje del hombre del pasado, su incapacidad para dominar un mundo sumergido en contradicciones morales, políticas y religiosas. "Memento mori" (Recuerda que vas a morir).

Entretanto, la desbordante naturaleza, el barro elemental y las mariposas se asoman por la vidriera de la galería y, en el interior, el artista exhibe una decena de cuadros. Los papeles recortados generan luces y sombras, emulan el entramado que dibuja la selva y el claro-oscuro barroco. Allí, entre las ondulaciones de la profusa vegetación, está mutando una nueva especie derivada de las bellas mariposas. "Son insectos mutantes, híbridos, realizados con partes de insectos, exuvias de cigarra, alas de mariposas y de libélulas. 'Mutatis Mutandis'", señala el artista. ¿Son los últimos o los primeros exponentes de una especie?

Las obras atrapan la mirada; en ese sub-mundo la realidad y la ficción se confunden. De acuerdo con los postulados de Walter Benjamin las obras de arte genuinas poseen valor de culto, una condición sagrada. Paredes busca provocar la sensación de lejanía del "aura", algo tan inasible como un fantasma.

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